martes, 12 de febrero de 2019

PINTANDO EN VALSEQUILLO



UN DIA PARA NO OLVIDAR

El sábado día 9 de Febrero fuimos convocados por nuestra impagable Aurora Jiménez para una jornada de pintura en el campo. Como siempre, Aurora –bien auxiliada por su Mayordomo José Manuel- organizaba lugar, horas, actividades y quedamos en Valsequillo, por la mañana, para luego ir a La Haciendas de los Mocanes, en Las Vegas.
El día, el tiempo, estaban perfectos para reunirnos con los caballetes, y como bien saben muchos, el sitio era también perfecto para disfrutar de un lugar lleno de paz, de color y de luz. Y sobre todo, de alegre encuentro entre amigos que nos sentimos más unidos con nuestra afición. Soy el primero en confesar que tanta luminosidad en un entorno rural de tanta calidad me hicieron experimentar las viejas excursiones escolares…y no pinté.
 Pero allí estaba el Maestro Don Sergio del Pino con su cámara de fotos y su mirada escrutadora de rincones, veredas, prados, vallas y muros; también estaban Mercedes y Pilar distinguidas damas llenas de entusiasmo por la labor, que ya las hace imprescindibles.  Manoli en su rincón, pintando un viejo patio con su vieja puerta. José Luís Araña, lidiando con la arquitectura colonial de la hacienda hasta someterla como buen técnico de Construcción. Tampoco podía faltar nuestra Vicepresidente Tere, imponiendo su autoridad y en su taburete, también combatiendo con los puntos de fuga. Diego Garcés con su paleta y su amada Musa Liduvina…

 
¡Parece mentira, que un lugar tan hermoso, tan emotivo para quienes recordamos el campo como un recuerdo infantil, parezca dormido y abandonado!. Dicen que está embargado y es propiedad de un banco. Y muchos nos decíamos… ¿Y porqué no lo compra el Cabildo –seguro que a precio de saldo- para hacer allí un Aula de la Naturaleza, o un Lugar Protegido como Osorio?.
Que Maese Don Sergio del Pino atraía las miradas de musas, gnomos, campanillas y… caballos, quedó bien demostrado; los dos preciosos caballos vinieron casi sin notarse… hasta situar sus hocicos en el papel de acuarela de Maestro Sergio. Estaban enamorados de la pintura de nuestro compañero y maestro, y esta atracción pasará a las crónicas para contar a nuestros nietos.
Hubo hasta un “enyesque” en el lugar, bien servido por el lutier José Manuel, en forma de un vino tinto (Bodegas Palacio, reserva del centenario) y tapitas de queso, dátiles… la Gloria.



 Aquella luz, aquél cielo límpido, terminó a la hora de comer; y como íbamos dirigidos por Aurora, pues nos dieron albergue en el Restaurante, donde comimos magníficamente en plan picoteo. Ya dijo Cervantes: “Nunca fuera caballero, de damas tan bien servido…”.
Luego, el magnifico café, en casa de Aurora y José Manuel, en su terraza, con la mesa llena de los pastelitos de Manoli y de la propia Aurora. Por cierto, el taller de carpintería de José Manuel… verdadera envidia. Y allí llegó Pepe Jiménez, hermano de Aurora, compañero del Instituto, de Colegio Mayor…y de sueños de juventud. 
  Sergio Jiménez Castellano..

Gracias, mil gracias a todos.

LA COSECHA:


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AURORA. 


PILAR


MARIA TERESA

MANOLI

MERCI

JOSE LUIS


SERGIO


GARCES
 
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